Dicen que cualquiera puede cocinar, pero está claro que no todo el mundo tiene la misma mano. Especialmente en lo que respecta a la repostería.
Pero las sorpresas desagradables acechan detrás de cualquier esquina: en las cajas de productos precocinados, por ejemplo. Atento a esta recopilación de personas que pensaron que todo saldría bien… y se llevaron un gran chasco.
“El pastel que pedí y el pastel que recibí”
Pobre oruga
“Quería prepararle a mi esposa una cena para su cumpleaños. Comencé con el caldo de pollo. La receta decía que debía hervirse durante varias horas y luego pasarse por un colador. Maldita sea”
“Pedí cha siu baau en un restaurante chino de comida para llevar”
“Nunca había llorado tan amargamente en mi vida”
No es exactamente el resultado que esperábamos
“Dios bendiga a mi hermana, se esforzó todo lo que pudo”
“Bien. Bien. Bien. Maldita sea”
¿Acaso es una broma?
Los fabricantes no nos prepararon para esto
“Estoy decepcionado”
Parece que el payaso tuvo un día verdaderamente malo
“Cuando pides que escriban «gracias» en una galleta gigante”
“Este pastel fue hecho para el cumpleaños de mi amigo y me esforcé mucho…”
“El primer intento de hacer un pastel como este fue casi un éxito. Casi”
¿Quizás es cuestión de ángulo?
Dona “trébol feliz”, expectativa vs. realidad
Encuentra las 5 diferencias
“Traté de repetir esta obra maestra culinaria, pero resultó lo que resultó”
“Se ve como «antes y después»”
“Me casé hace un par de semanas. Había encargado un asombroso pastel de boda de tres niveles. Lo que llegó fue exactamente lo opuesto de la palabra «asombroso»”
Y tú, ¿alguna vez has visto algo parecido?