Conmoción en Huétor-Tájar
La pequeña localidad de Huétor-Tájar, con poco más de 10.000 habitantes, ha suspendido sus festividades en honor a San Isidro. Este acto de luto se debe a la tragedia que ha golpeado a la comunidad: Guillermo y Pablo, dos niños de 10 y 13 años, fueron asesinados por su abuelo Pepe, de 72 años, quien luego se quitó la vida. El alcalde Fernando Delgado ha expresado su consternación y enviado condolencias a la familia, especialmente al padre de los niños, conocido por su trabajo en el instituto local.
Una familia marcada por la tragedia
El trágico incidente se produjo tras un accidente de tráfico ocurrido hace dos meses, donde la familia ya había sufrido la pérdida de la madre y la abuela de los niños. Pepe, que conducía el vehículo, salió ileso mientras sus nietos resultaron con lesiones leves. Desde ese momento, el padre de los niños, Antonio, no perdonó a su suegro y le prohibió ver a sus nietos, generando tensiones constantes.
El domingo por la noche, una disputa culminó en desastre. Antonio avisó al 112 de que sus hijos estaban retenidos por su abuelo en su casa. La situación escaló rápidamente cuando Pepe comenzó a disparar al aire para mostrar que estaba armado, según explicó el subdelegado del Gobierno, José Antonio Motilla.
Intervención de la UEI
Dada la gravedad de la situación, se desplegó desde Madrid un equipo de la UEI, la unidad de élite de la Guardia Civil, especializada en situaciones de alta peligrosidad como secuestros. A pesar de los intentos de negociación, Pepe mantuvo su postura desafiante. A las cinco de la mañana, la comunicación con la policía cambió drásticamente cuando Pepe afirmó que debía preparar a los niños para la escuela, prometiendo que saldrían a las 8:00 am.
Asalto y desenlace trágico
Al no detectar actividad en la vivienda a la hora indicada, la Guardia Civil decidió intervenir. Durante el asalto, Pepe se suicidó con una escopeta de caza. Dentro de la casa, los agentes encontraron los cuerpos sin vida de sus nietos. Guillermo presentaba una herida mortal de bala, mientras que Pablo no tenía rastros de sangre, sugiriendo un posible estrangulamiento. Las autopsias determinarán las causas exactas de las muertes.
Una comunidad en shock
El alcalde Fernando Delgado destacó la consternación que vive la localidad. La familia, conocida y apreciada, había participado activamente en los eventos comunitarios. Solo una semana antes, Guillermo, aún recuperándose del accidente, participó en una carrera en silla de ruedas, empujado por sus amigos y animado por su abuelo en bicicleta. Pepe, quien se sentía culpable por el accidente, era un jubilado que había cuidado de su esposa enferma de cáncer hasta su fallecimiento.
El motivo detrás de la tragedia
Antonio, el padre de los niños, permanece en el hospital bajo sedación tras la pérdida devastadora de su familia. El incidente ha conmocionado a toda la comunidad y ha resonado más allá del municipio, con el presidente andaluz Juanma Moreno expresando sus condolencias. La disputa recurrente entre Antonio y Pepe por la conducción del septuagenario tras el accidente parece haber sido el detonante final de esta tragedia.