La valenciana Mireia Cabañes, de 35 años, tuvo un sarcoma de Ewing, la enfermedad que se ha llevado tristemente a la joven Elena Huelva, cuando tenía siete años. Con mucha lucha y esfuerzo logró superarlo, cuando sus esperanzas de vida le comentaron que eran inexistentes, y hoy en día continúa en perfecto estado.
Además de realizar numerosas sesiones de quimioterapia, Mireia tuvo que someterse, a muy tierna edad, a algo tan duro como la amputación de su pierna izquierda, donde tenía el tumor, y practicarle, además, una rotoplastia de Van Ness, cirugía consistente en cortar la extremidad desde el fémur y reimplantar el resto de la pierna, desde la rodilla hasta el pie, al revés, para que la rodilla haga de cadera, y el pie, de rodilla.
La joven, campeona mundial y de España de parasurfing en la actualidad, logró superar el cáncer y readaptar su vida a pesar de su discapacidad y del dolor crónico que sufre. También es tiktoker, donde tiene casi 50.000 seguidores en dicha red social donde cuenta abiertamente su caso y su día a día.
«Descubrí a Elena Huelva hará como un año. Fue una amiga la que me la dio a conocer: ‘Mira, tu mismo caso’, me dijo. Y me enamoró porque me sentía muy reflejada», contaba la joven en una reciente entrevista al diario Nius.
«Cuando conoces el tema, sabes que la cosa no le iba muy bien. Pero cuando a mí me dieron el diagnóstico, mis esperanzas de vida eran nulas. Y veintitantos años después, estoy aquí. En noviembre le quise escribir una carta, pero al final no se la mandé, porque realmente no sabía qué hacer. Me he quedado con la espinita de no haberlo hecho», seguía explicando Mireia sobre el famoso caso de la joven sevillana tristemente fallecida.
«Hay gente que, en TikTok, me dice que para estar así prefiere morirse, pero, para gustos, los colores. Yo volvería a someterme a la misma operación: prefiero vivir y sentir a no estar», comentaba como conclusión respecto a su experiencia con tan dura enfermedad.
«A mí el cáncer me quitó, pero también me dio. Creo que la personalidad que tengo es gracias a él. Yo era introvertida, miedica, vergonzosa y ahora soy todo lo contrario», acabó diciendo una siempre optimista Mireia, quien tiene los próximos juegos paraolimipicos como próximo objetivo vital.