Las imágenes recogidas por los Mossos d’Esquadra son contundentes.
La noche del 30 de diciembre en la discoteca Sutton de Barcelona cambio para siempre el destino de Dani Alves. La Vanguardia informa que el futbolista y la víctima de la presunta agresión sexual coincidieron minutos después de los hechos.
De acuerdo a lo que relató dicho diario, la joven pidió a su prima que salieran del lugar, momento en el que el portero vio a la chica llorando y sofocada, lo que llamó su atención. Esto activó el protocolo de la discoteca para casos de agresiones sexuales.
El portero declaró que la víctima estaba muy agobiada, por lo que se esforzó por calmarla y que contara lo sucedido. Fue entonces cuando Dani Alves pasó por el lugar.
La publicación también detalla que la discoteca Sutton llevó a cabo de manera adecuada las acciones necesarias para tratar con el caso. Esto demuestra el alto nivel de responsabilidad que el lugar aplicó para lidiar con una situación tan complicada.
El portero explicó a los Mossos d’Esquadra que en ese momento, la víctima, su prima y él se encontraban en un lugar aislado del local. La víctima estaba muy alterada y no podía calmarse, por más que el portero le preguntara qué le había pasado.
En ese instante, Dani Alves pasó al lado de ellos sin detenerse, en un recorrido que quedó registrado en las cámaras de seguridad. El portero afirmó que al jugador le tuvo que llegar el sonido de los sollozos de la víctima, pero aun así, el futbolista ni se inmutó.
Después del incidente, el jugador pidió una copa, como ya se había adelantado en ElPeriódico. El portero declaró que fue una situación muy angustiosa para la víctima, que sentía un gran desamparo y no encontraba consuelo.