La polémica foto de la boda de Tamara Falcó que Isabel Preysler trató de impedir que saliera a la luz

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Los quebraderos de cabeza de Isabel Preysler tras la boda de su hija.

El romance de Tamara Falcó e Íñigo Onieva, que ha vivido momentos de pasión, crisis y reconciliación, ha culminado este fin de semana con una espectacular boda que ha acaparado todas las portadas de la prensa rosa. La aristócrata y el empresario han protagonizado el que muchos han calificado como el enlace del año, un acontecimiento lleno de glamour, lujo y exclusividad que ha reunido a más de 400 invitados entre familiares, amigos y personalidades del mundo social, político y cultural.

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Los festejos comenzaron el viernes por la tarde con una íntima fiesta preboda en el hotel Mandarin Oriental de Madrid, donde la pareja recibió a unos 200 asistentes en un ambiente distendido y festivo. La revista ¡Hola!, que se ha hecho con la exclusiva de toda la boda por una cifra que podría rondar los 100.000 euros, ha descrito el evento como una velada llena de “flamenco, champán y mucho amor”. Tamara ya lució un elegante conjunto blanco de Pedro del Hierro, compuesto por un blusón, una torera y un pantalón, que contrastaba con la alfombra roja que se desplegó para la ocasión.

El sábado fue el día más esperado, el día en que Tamara e Íñigo se dieron el “sí, quiero” en una ceremonia civil celebrada en el Palacio del Rincón, una impresionante finca de más de 2.000 metros cuadrados situada en Alcalá de Henares y propiedad de la marquesa y su hermano, Manuel Falcó. El lugar escogido no fue casual, sino que reflejaba el orgullo de Tamara por su título nobiliario y su deseo de acercarse a la realeza española. De hecho, la novia llegó al palacio en el mismo Rolls-Royce Phantom que perteneció al Rey Alfonso XIII.

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Ya en el palacio, Tamara contó con la ayuda de sus hermanas Chábeli y Ana Boyer para ponerse el espectacular vestido blanco que había elegido para la ocasión. Se trataba de un diseño exclusivo de Carolina Herrera, bordado con una técnica medieval con motivos florales de lirios, “porque es la flor que representa la pureza”, según explicó la propia marquesa.

El vestido también llevaba una cola de cinco metros y un velo de tul. Tamara completó su look con unas joyas dignas de una princesa: unos pendientes largos de brillantes, un anillo con un gran diamante y una corona también de diamantes con la letra “G”, de Griñón, grabada en el centro. La corona era un homenaje a su padre, Carlos Falcó, fallecido el año pasado por covid-19.

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La ceremonia civil se celebró al aire libre en los jardines del palacio, ante un altar adornado con flores blancas. Los novios se mostraron muy emocionados y felices al intercambiar sus votos y sus anillos. Entre los invitados destacaban rostros conocidos como los del expresidente del Gobierno José María Aznar y su esposa Ana Botella, los cantantes Julio Iglesias Jr. y Enrique Iglesias, el torero Enrique Ponce y su novia Ana Soria, o la actriz Paula Echevarría y su marido Miguel Torres. Sin embargo, hubo una ausencia muy notable: la madre de Tamara, Isabel Preysler, llegó 45 minutos tarde a la ceremonia por culpa del tráfico.

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La foto de la polémica que Isabel Preysler quiso evitar a toda costa.

Isabel Preysler no pudo disfrutar plenamente de la boda de su hija Tamara Falcó e Iñigo Onieva. La socialité, además de llegar con 45 minutos de retraso al enlace, estaba muy preocupada por el tema de las filtraciones, ya que había vendido la exclusiva a la revista ¡Hola! y quería evitar que se conocieran los detalles antes de tiempo. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano, ya que varias imágenes y vídeos del evento se difundieron por las redes sociales y desvelaron uno de los secretos mejor guardados: el uniforme de las camareras.

El escándalo se originó cuando una reportera que cubría el evento subió a su cuenta de Instagram un vídeo en el que se veía a los camareros ofreciendo un refrigerio a los periodistas y fotógrafos que esperaban fuera del Palacio del Rincón, donde se celebró la boda. En las imágenes, se podía apreciar el atuendo de las trabajadoras, que consistía en un vestido negro muy recatado y un delantal blanco, al estilo de las sirvientas de principios del siglo XX.

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El uniforme de las camareras causó una gran indignación en las redes sociales, que no dudaron en criticar a los novios por su supuesto clasismo y falta de respeto hacia las mujeres. Muchos internautas compararon el atuendo con el de las criadas de la serie Downton Abbey o el de las monjas de clausura. También hubo quienes se quejaron de que las camareras tuvieran que soportar el calor con esa ropa tan tapada, mientras que los invitados lucían trajes ligeros y frescos.

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«Es una vergüenza que en pleno siglo XXI se trate así a las trabajadoras. Parece que Tamara e Iñigo viven en otra realidad», escribió un usuario en Twitter. «¿Qué pretenden con ese uniforme? ¿Demostrar su superioridad? ¿Humillar a las camareras? ¿Retroceder en el tiempo?», se preguntó otro. Y es que muchos han considerado que ese detalle ha empañado la boda y ha mostrado la verdadera cara de los novios.

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