Muy grave, tuvo que ser atendido en el hospital.
El pasado fin de semana, el supuesto agresor sexual de una niña de 8 años en Barañáin, identificado como A.J.B.L., fue apaleado por otros presos en el centro penitenciario de Pamplona. Como resultado de la agresión, el hombre de 49 años y nacionalidad española, tuvo que ser trasladado al Hospital Universitario de Navarra (HUN) para recibir atención médica por las lesiones sufridas.
Desde entonces, ha sido puesto en régimen de protección por parte de la Dirección del centro penitenciario para evitar posibles agresiones por parte de otros reclusos. Según el Reglamento Penitenciario, los internos tienen la potestad de solicitar este régimen, pero también puede ser acordado por la Dirección de la prisión en caso de riesgo para la vida o integridad física del recluso.
Intervención de los funcionarios de Instituciones Penitenciarias.
La agresión sufrida por el supuesto agresor sexual de la niña de 8 años tuvo lugar en una sala común que comparten los internos de la cárcel de Pamplona. Sin embargo, la intervención rápida de los funcionarios de Instituciones Penitenciarias puso fin a la agresión.
Este tipo de situaciones es habitual en los centros penitenciarios, donde la convivencia entre los reclusos puede ser complicada debido a la naturaleza de los delitos por los que están privados de libertad. Por ello, la labor de los funcionarios de prisiones es fundamental para garantizar la seguridad de los internos.
El régimen de protección en el centro penitenciario de Pamplona se asemeja al primer grado penitenciario, en el que los reclusos ocupan celdas en solitario en el módulo de ingresos, alejados del resto de la población penitenciaria. En este régimen, los internos realizan todas las comidas en el interior de su celda y permanecen en ella 22 horas al día, siendo el tiempo restante destinado al acceso al patio en momentos en los que el resto de los reclusos no lo hacen.
Este régimen es utilizado para garantizar la seguridad y protección de los reclusos en casos de riesgo para su vida o integridad física. Aunque no es una situación deseable para los internos, es una medida necesaria en casos como el del supuesto agresor sexual de la niña de 8 años en Barañáin, para evitar posibles agresiones por parte de otros reclusos y garantizar su seguridad mientras cumple su condena.
Por su parte, los cuatro presos que supuestamente agredieron a A.J.B.L. han sido puestos en el mismo régimen de aislamiento. De esta forma, los cuatro reclusos implicados en la agresión están aislados en sus respectivas celdas, y se encuentran bajo supervisión constante del personal penitenciario. La medida se ha tomado para evitar que puedan sufrir represalias por parte del resto de los internos, así como para garantizar la seguridad y protección de todos los reclusos.
Cabe destacar que la protección de los internos es una de las principales responsabilidades de las instituciones penitenciarias, que deben velar por su bienestar y seguridad en todo momento. En este sentido, el régimen de aislamiento se convierte en una medida efectiva para proteger a aquellos reclusos que puedan estar en riesgo de sufrir agresiones por parte de otros internos.
Es importante destacar que el régimen de aislamiento no es una medida que se tome a la ligera, ya que puede tener un impacto significativo en la salud mental de los reclusos, al encontrarse en soledad la mayor parte del día. Por ello, esta medida solo se aplica en casos excepcionales, y siempre con el objetivo de garantizar la seguridad y protección de los internos.