Una cita inolvidable en ‘First Dates’.
En el crepúsculo de cada jornada, la cadena Cuatro despliega su alfombra roja para dar la bienvenida a un nuevo episodio de ‘First Dates’, el escaparate televisivo que se ha convertido en el punto de encuentro para corazones solitarios en busca de una chispa romántica. Carlos Sobera, con su carisma inconfundible, junto al equipo del programa, se encargan de recibir a los participantes en el emblemático restaurante que ha presenciado innumerables primeros encuentros.
En un ambiente cargado de expectativas y nerviosismo, los comensales se sumergen en una velada gastronómica con la esperanza de que el amor florezca. No obstante, el camino del amor es impredecible, y no todas las veladas culminan en un final de cuento de hadas, como lo demuestra la cita entre Pablo y Sara, que tuvo lugar en la emisión del lunes 29 de abril.
“Si tienes menos de 200.000 euros no saldría contigo”.
Sara, una madrileña con una visión del mundo bien definida y una personalidad que no admite réplica, cruzó el umbral del restaurante con una misión: hallar a su “1%, porque el 99% no merece la pena”. Para ella, la solvencia económica es un pilar fundamental en la búsqueda de su media naranja, y no dudó en expresar su criterio financiero sin ambages: “Si tienes menos de 200.000 euros no saldría contigo”, declaró sin rodeos. Incluso el equipo del programa no se libró de su franqueza, especialmente Matías, el camarero, quien recibió una respuesta cortante cuando indagó sobre su propia posición en la escala de Sara: “En el 99%, si lo preguntas ya está descartado”.
Por otro lado, Pablo, oriundo de Murcia, se presentó como un joven que abraza su etiqueta de “friki” con orgullo, convencido de que es preferible provocar sonrisas con su autenticidad que caer en la arrogancia. Su cuerpo adornado con tatuajes capturó la atención de Sara, quien no pudo evitar elogiar su atractivo físico: “Tiene unos ojos que te levantan en peso”, admitió. Sin embargo, a medida que la noche avanzaba, la intensidad de la personalidad de Sara comenzó a distanciar a Pablo.
Durante su encuentro, Pablo y Sara intercambiaron bromas y risas, estableciendo una conexión instantánea que parecía presagiar un futuro prometedor. Sara se encontró sucumbiendo ante el encanto de Pablo, mientras que él, por su parte, no experimentaba la misma atracción. A pesar de compartir intereses, la personalidad de Sara no logró convencer a Pablo de que valía la pena explorar una relación más allá de la amistad: “Me he sentido como con un colega”, confesó.
“Es mi ídolo”.
El tema del empleo y los ingresos de Pablo se convirtió en otro obstáculo para Sara, quien se quedó con la curiosidad de saber el saldo de su cuenta bancaria. A pesar de ello, Pablo parecía cumplir con todos los criterios de Sara, quien no tardó en reconocerlo, proclamando que él era tan único como ella y que podría ser “el hombre de mi vida”.
A medida que la velada llegaba a su fin, Pablo tenía clara su decisión y, a pesar de haber disfrutado de la compañía de Sara, declinó la posibilidad de una segunda cita. “Volvería a quedar, pero como cita no”, expresó Pablo al revelar su veredicto. Sara, por su parte, persistió hasta el último momento, declarando su amor en un intento desesperado por cambiar su mente: “Pablo, te quiero”, proclamó, solo para encontrarse con la mirada sorprendida de Pablo, quien optó por una despedida amistosa en lugar de un compromiso romántico.
“Pablo, te quiero”, fueron las palabras con las que Sara intentó capturar el corazón de su acompañante, pero su declaración no fue suficiente para alterar la resolución de Pablo. “Yo volvería a quedar con Sara, pero no como cita. Me he sentido como si estuviera con un colega, pero no he sentido como si fuera una cita”, explicó.
A pesar de la negativa, Sara mantuvo la compostura y animó a Pablo a despedirse de la mejor manera posible: “Vamos a despedirnos aunque solo me quieres como amiga”. Tras un abrazo que selló el final de su breve romance, Sara confesó su amor una vez más, mientras Pablo buscaba una salida diplomática, asegurando que sus sentimientos no eran recíprocos: “Yo no”. Esta interacción no pasó desapercibida en las redes sociales, donde los espectadores aplaudieron la honestidad de Pablo ante la situación.