Una soltera de First Dates no acepta el ‘no’ de su pareja y el equipo tiene que intervenir

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Ying y Ana, una cita sin química en First Dates

El programa de citas First Dates nos presentaba a Ying y Ana, dos solteros que buscaban el amor, pero que no parecían tener mucho en común. Ying era un hombre de origen chino, que llevaba más de dos décadas viviendo en España. Se consideraba la oveja negra de su cultura, ya que no se sentía identificado con ella. Le gustaba todo de España, su cultura, su gente y su filosofía. Sin embargo, no había tenido suerte en el amor y esperaba encontrar a su alma gemela.

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Ana era una mujer canaria, que se definía como la Shakira canaria. Tenía un aire latino y le gustaban los hombres asiáticos, siempre que fueran sinceros, buena gente, trabajadores y deportistas. Se mostraba entusiasmada por conocer a Ying, pero la primera impresión no fue la mejor. Ying la encontraba poco atractiva, ya que esperaba que fuera más alta, más delgada y más cuidada físicamente.

Una velada llena de sorpresas y desencuentros

Los solteros se sentaban a la mesa del restaurante, donde empezaban a conversar. Ana le confesaba a Ying que le encantaba Asia, sobre todo Japón. Esto no le hacía ninguna gracia a Ying, que se sentía ofendido por la confusión. Él era chino y creía que eso era un motivo de incompatibilidad. Ana intentaba arreglar la situación, diciendo que le gustaba toda Asia, pero el daño ya estaba hecho.

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La velada continuaba con más sorpresas. Ana le contaba a Ying que había sido militar del ejército de tierra, algo que a él le fascinaba, ya que era su sueño frustrado. No pudo ser militar porque tenía los pies planos. Ana le elogiaba por comprender mucho la cultura española, a pesar de ser de China. No todos lo hacían, según ella. Ying se sentía halagado, pero seguía sin verla como una posible pareja.

Unas aficiones muy diferentes… y una decisión final muy decepcionante

Cuando llegaba el momento de hablar de sus aficiones, Ana le enumeraba a Ying todas las actividades que hacía: yoga, meditación, telas aéreas… Ying no se lo creía. Pensaba que Ana no era muy deportista y que solo lo decía para impresionarlo. Él, en cambio, le mostraba su físico atlético, fruto de la calistenia, una disciplina que consiste en ejercitar el cuerpo con el propio peso. Ana se quedaba impresionada, pero no era suficiente para despertar la chispa.

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Al final de la velada, los solteros se trasladaban al reservado, donde podían conocerse mejor. Sin embargo, ambos se mostraban tímidos y no había ningún acercamiento físico. Ana no le cerraba las puertas a Ying, pero él tenía claro que no quería nada con ella.

Así se lo decía en la decisión final, dejando a Ana en shock. Ella no entendía su rechazo y pensaba que él sí quería seguir conociéndola. El equipo del programa acabó teniendo que intervenir para aclararle que no era así, aunque ella seguía sin aceptarlo. Ying negaba con la cabeza, mientras finalmente Ana se quedaba muy decepcionada y con el alma rota.

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