Jam Koum y Brian Acton, dos exempleados de Yahoo!, probablemente no tenían ni idea del éxito que tenían entre sus manos cuando decidieron crear WhatsApp allá por 2009. Se trataba de una aplicación móvil realmente sencilla que cumplía una función en particular: enviar mensajes de texto a través de la conexión a Internet de los teléfonos, sin utilizar la línea de voz… Al final, ha terminado revolucionando la comunicación por escrito en todo el mundo.
Como no podía ser de otra forma, el enorme éxito de la aplicación terminó haciendo inmensamente ricos a sus creadores. Sobre todo cuando en 2014 Facebook cerró la compra de la aplicación por nada más y nada menos que… ¡21.800 millones de dólares!
El servicio de mensajería es parte habitual de nuestro día a día, y cada día circulan por las redes sociales numerosas capturas de pantalla de conversaciones de WhatsApp que aspiran a estar entre los contenidos más virales de Internet. Gracias a ello hemos sido testigos de tomaduras de pelo descacharrantes, discusiones de pareja, ofertas de trabajo indignantes…
Y aunque muchas veces creemos que la generación de nuestros padres no se lleva bien con las nuevas tecnologías, otras veces no solo adoptan rápidamente las nuevas formas de comunicarse, sino que las usan para pegar un ZASCA memorable a sus hijos…
Pero no es el caso que nos ocupa: un hombre de 35 años de Wisconsin estaba disfrutando de su día libre, cuando de pronto le llegó un mensaje de texto. «Cariño por favor, trae leche y algo de comer, te veo al volver a casa», decía el mensaje.
Como el hombre, que se hace llamar velakskin en las redes sociales, ya se encontraba en casa y no reconocía el número, dio por sentado que el remitente se había equivocado. Pero cuando intentó convencer a la remitente de esto, ella se negó a creer que no estuviera hablando con Jess, su hija de 17 años.
Y como podéis ver, el asunto se fue de las manos rápidamente…
¿Qué os parece a vosotros?