Vuelve ‘MasterChef’, y vuelve la polémica.
La prestigiosa competición culinaria ‘MasterChef’ regresó a la pantalla de Televisión Española el pasado lunes, con el esperado lanzamiento de su undécima edición. Esta temporada ha sido catalogada como la más grandiosa en la historia del programa, al duplicar tanto la cantidad de galas semanales como el número de concursantes y aspirantes que participan en el certamen.
En el episodio inaugural, los espectadores fueron testigos del proceso de selección para la fase final del casting. La última prueba se llevó a cabo en las afueras del majestuoso Palacio Real de Madrid, donde 1.000 aspirantes, seleccionados previamente entre 70.000 candidatos, se enfrentaron en una emocionante prueba culinaria.
Una vez que los aspirantes presentaron sus creaciones, los jueces, en colaboración con el renombrado chef Toño Pérez, otorgaron las icónicas cucharas a los 60 finalistas que pasarían a la etapa de evaluación en el plató del programa. De estos afortunados, 23 recibieron el anhelado delantal blanco que les otorgaba el estatus de concursantes oficiales de ‘MasterChef 11’, mientras que otros ocho fueron galardonados con un delantal negro, dándoles una segunda oportunidad para unirse al selecto grupo de participantes.
«Una auténtica vergüenza».
Sin embargo, dado que solo 60 de los 1.000 aspirantes fueron seleccionados, numerosos aspirantes se quedaron a las puertas de la fama. Este es el caso de Cris Ortiz, una joven que no dudó en exponer su experiencia en el casting a través de su cuenta de TikTok, denunciando un supuesto engaño y revelando la realidad detrás de las cámaras.
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En su video, Ortiz relata que, inicialmente, solo Pepe y Samantha estuvieron presentes debido a que Jordi Cruz perdió su vuelo. «Jordi había perdido un vuelo y tuvimos que grabar todas las tomas sin él. Y luego cuando llegó las volvimos a repetir con él», narra. Además, describe cómo presentó un «tocino de cielo», una receta tradicional de su bisabuela, ante un grupo de catadores que, según ella, solo actuaban como parte del espectáculo televisivo.
Cris Ortiz continúa su relato, afirmando que los jueces parecían centrarse en entrevistar a aquellos aspirantes que ya habían sido preseleccionados. Además, denuncia las largas horas de espera a la intemperie en pleno diciembre, sufriendo el frío mientras los jueces se ausentaban para comer, lo que generó malestar y protestas entre los participantes.
Para concluir su testimonio, Ortiz califica la entrega de las cucharas como una «auténtica vergüenza», alegando que las decisiones parecían haber sido tomadas incluso antes del casting. Según ella, algunas personas recibieron cucharas a pesar de haber sido rechazados en la presentación de sus platos, e incluso algunos que no se presentaron ese día al casting.