Un soltero se indigna con el ataque de risa de su cita tras haberle dado calabazas en ‘First Dates’

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Una nueva Bridget Jones en busca del compañero ideal

Inés hizo su entrada en ‘First Dates’, asegurando que varias de sus parejas la comparaban con Bridget Jones. »He tenido experiencias parecidas yendo a esquiar, con relaciones, cosas que te pasan repentinas, meteduras de pata», explicaba.

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Compartió también con Carlos Sobera su casi paso por el altar, revelando que, aunque la boda no se celebró, aún conserva el vestido nupcial. A pesar de este revés, Inés no pierde la esperanza de casarse algún día, soñando con una ceremonia eclesiástica al aire libre, acompañada de damas de honor.

Prefiere a los hombres llenos de vida y empatía, confesando que, aunque ha salido con hombres no tan agraciados, lo esencial para ella es encontrar a alguien con quien compartir risas y bondad. “He estado con algún feucho, pero quiero reírme y que sea buena persona”, comentó. Su hijo es su mayor tesoro, y aunque en el programa se sonrojó al admitir que la han llamado milf, rápidamente pidió: “pero esto no lo pongas”.

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Un encuentro predestinado

Óscar, por otro lado, no se rige por un ideal físico en su búsqueda del amor. Al encontrarse con Inés, sintió que había encontrado a su pareja perfecta. Inés experimentó una sensación de familiaridad con Óscar, y pronto descubrieron que sus vidas estaban entrelazadas por la proximidad de sus hogares. Aunque Inés no se fija en la apariencia, la estatura de Óscar le resultó un punto en contra.

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Una cena llena de sorpresas

La cena comenzó con nervios palpables, ambos admitiendo entre risas “me tiemblan las piernas”. La presbicia se convirtió en la protagonista inesperada de la noche, impidiéndoles leer el menú y regalándoles un momento digno de una película de Bridget Jones. Óscar, decidido a hacer una elección, optó por el tataki de atún, el único plato que logró descifrar del menú.

Descubrimientos y revelaciones

A pesar de los nervios, Óscar estaba ansioso por conocer el tipo ideal de Inés. Se sintió identificado con muchas de las cualidades que ella valoraba, aunque los temblores le impedían expresarse con claridad. Inés, curiosa por saber más sobre su cita, se mostró encantada al descubrir su afición por el running matutino y sus habilidades culinarias. “Si no la conquista con mis lentejas, la conquisto con el bacalao al pil-pil”, bromeó Óscar.

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Sin embargo, Inés tenía una confesión: nunca le habían atraído los hombres bajos, y no estaba dispuesta a cambiar esa preferencia. Mientras intentaba conocer mejor a Óscar, se dio cuenta de que su corazón pertenecía a otro. Guardó este secreto para sí, aunque su mente estaba con aquel conocido del verano. “No se lo voy a decir, se va a ir hundido”, pensó. Óscar le expresó que había superado sus expectativas, y aunque Inés no sentía lo mismo, le aseguró que él cumplía con lo que buscaba.

Un insólito adiós

Llegado el momento decisivo, Inés le confesó que, a pesar de haber disfrutado la velada, no deseaba un segundo encuentro, ya que Óscar no encajaba en su ideal. El soltero quiso expresar su deseo de continuar, pero fue interrumpido por la risa incontrolable de Inés. La situación se tornó caótica, obligando a detener la grabación varias veces.

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Él, frustrado, pidió cortar para evitar que Inés apareciera ‘descojonándose’ en pantalla. Ella intentó calmarle, explicando que su risa era nerviosa y no dirigida a él: “Me vais a matar, no te enfades, cuando me da un ataque de risa, me da”, se disculpó. Al final, lograron completar la escena y se despidieron por caminos separados, eso si, con Óscar con cierta indignación tras la insólita última escena.

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