Sus padres se habían despedido de él, pero la impresionante recuperación de un niño de 12 años ha dejado a los médicos alucinados: «Es un milagro»

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Los padres de Austin Hunter, un niño de 12 años, atravesaron una de las experiencias más desgarradoras para cualquier familia. El menor había regresado de un campamento deportivo lleno de entusiasmo, pero pronto notaron que algo no marchaba bien. Austin mostraba señales evidentes de agotamiento que iban más allá del cansancio habitual.

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Warwick, de 44 años, y Holly, de 45, asumieron en un primer momento que su hijo estaba simplemente exhausto por la actividad física intensa. Sin embargo, en pocas horas, su estado empeoró. El ritmo cardíaco del adolescente subió hasta 120 pulsaciones por minuto sin razón aparente, ya que no estaba realizando ningún esfuerzo físico que lo justificara.

De la confusión a la emergencia

Alarmados, los padres llevaron a Austin a urgencias. A las 6 de la tarde ingresó en el hospital, y tan solo cuatro horas después, a las 10 de la noche, los médicos tuvieron que darles la terrible noticia: debían prepararse para despedirse de su hijo. Una bacteria había alcanzado su torrente sanguíneo, desencadenando una infección estreptocócica severa.

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El diagnóstico fue devastador: sepsis acompañada de fallo multiorgánico, afectando al hígado y a los riñones. El corazón del niño tampoco lograba resistir el colapso del resto de sus órganos. Ante la situación crítica, los médicos lo indujeron a coma y lo trasladaron de urgencia a un hospital infantil en Londres.

“Pensé que lo habíamos perdido”

“Fue horrible. Pensé que lo habíamos perdido”, relató Holly, la madre de Austin, en declaraciones recogidas por Lrytas. Los médicos les advirtieron que el niño podía no despertar jamás del coma y les recomendaron que se despidieran de él.

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“Le di un beso en la frente al despedirnos. Y me quedé sentada en la sala de espera, preguntándome cómo le íbamos a dar la noticia a su hermana”, añadió conmovida. La pareja pasó la noche en el hospital, aferrándose a una mínima esperanza en medio de la incertidumbre.

Un giro inesperado

Para sorpresa de todos, a las 6 de la mañana del día siguiente los médicos les informaron que Austin estaba fuera de peligro y que su organismo respondía a los tratamientos. Warwick, aún incrédulo, solo pudo describir la experiencia como “una vívida pesadilla”.

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La recuperación del adolescente fue lenta y exigió varias intervenciones quirúrgicas. Lamentablemente, la infección había causado daños irreversibles en su pierna izquierda, que quedó necrosada e inutilizada, obligando a los especialistas a amputarla. Medio año después, una nueva cirugía buscó salvar la otra pierna, pero el esfuerzo resultó en vano.

Pese a la tragedia, Austin ha demostrado una capacidad de superación extraordinaria, y con la ayuda de prótesis, ha retomado actividades deportivas como escalada, tenis y golf en silla de ruedas. Actualmente recibe entrenamiento de la ex atleta paralímpica Rachel Morris, lo que convierte su historia en inspiradora y todo un ejemplo de coraje y esperanza.

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