Protonterapia: la nueva arma de la sanidad pública gallega contra el cáncer
El cáncer es un problema de salud pública que afecta cada vez a más personas. La SEOM estima que en 2021 se detectarán 286.664 casos nuevos en España y que en 2040 se llegarán a los 341.000. Frente a este desafío, la ciencia avanza en el desarrollo de terapias más eficientes y menos invasivas, que mejoren la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes. Una de estas terapias es la protonterapia, una variante de la radioterapia que utiliza protones en vez de fotones para destruir las células cancerígenas. Hasta ahora, solo dos centros privados ofrecían este tratamiento en España, pero eso va a cambiar gracias a la construcción del primer centro público de protonterapia en Galicia.
El centro se ubicará en el complejo hospitalario de Santiago de Compostela y dispondrá de dos equipos de protonterapia, donados por la Fundación Amancio Ortega en 2021. El proyecto, que cuenta con un presupuesto de unos 50 millones de euros, es fruto de la colaboración entre esta fundación, el Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas. Se prevé que el centro esté operativo en septiembre de 2026 y que tenga una sala de tratamiento y otra de investigación, que podrá usarse también para atender a más pacientes si fuera necesario. “Es un proyecto de vanguardia, que sitúa a Galicia a la cabeza de la oncología radioterápica”, señala Julio García, exconsejero de Sanidad de Galicia y radiólogo.
Una técnica más precisa y menos dañina
La protonterapia es una forma de radioterapia externa, que consiste en aplicar radiación sobre el tumor para eliminar las células malignas. La diferencia con la radioterapia convencional es que los protones son partículas más pesadas que los fotones y tienen una mayor capacidad de penetración y de liberación de energía. Esto hace que se puedan dirigir con mayor precisión al tumor y que se reduzca la dosis de radiación que recibe el tejido sano circundante.
Esta técnica tiene múltiples beneficios para los pacientes, especialmente para los que presentan tumores localizados en zonas delicadas, como el cerebro, la médula espinal, el ojo o el oído. También es muy útil para tratar a niños y adolescentes, cuyos órganos están en desarrollo y son más sensibles a la radiación. Los pacientes que reciben protonterapia sufren menos efectos secundarios, como náuseas, vómitos, fatiga o pérdida de cabello, y tienen una mejor calidad de vida y una mayor esperanza de curación.
Un plan nacional con diez centros públicos de protonterapia
Galicia será la primera comunidad autónoma en contar con una unidad pública de protonterapia, pero no la única. El plan nacional impulsado por la Fundación Amancio Ortega prevé la construcción de diez centros públicos de protonterapia distribuidos por el territorio nacional. Las otras comunidades beneficiarias son el País Vasco, Cataluña, Madrid, Andalucía, Canarias y la Comunidad Valenciana. El centro del hospital valenciano de La Fe, por ejemplo, empezará sus obras en julio, según informa Antonio José Conde, coordinador de la Plataforma Multidisciplinar de Prontoterapia de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica y jefe de Oncología Radioterápica en este hospital.
Una vez que el proyecto se complete y todos los centros estén en funcionamiento, España se convertirá en el país con mayor acceso público a la protonterapia, destaca el oncólogo. También resalta la oportunidad que supone para Galicia ser la pionera en este plan: “El primero anima a que se sigan desarrollando las otras iniciativas”. Se espera que el centro gallego atienda a pacientes no solo de Galicia, sino también de Castilla y León, una parte de Asturias e, incluso, ciudadanos portugueses.
Un reto para la formación de los profesionales
La implantación de la protonterapia en la sanidad pública supone un gran avance para la lucha contra el cáncer, pero también un reto para la formación de los profesionales que trabajarán con esta tecnología. Se trata de un tratamiento complejo, que requiere de un equipo multidisciplinar formado por oncólogos radioterápicos, radiofísicos hospitalarios, técnicos, enfermeros y otros especialistas. García aclara que las plazas todavía no están adjudicadas y que, una vez esté seleccionado el personal, se le dará la formación pertinente para que puedan realizar correctamente su trabajo.
La protonterapia, como su propio nombre indica, utiliza protones para acabar con las células tumorales. Estos son casi dos mil veces más pesados que los electrones del tumor y al impactar contra ellos son más eficaces que la terapia de fotones tradicional. “Es como si un tren choca con una bicicleta”, ilustra Diego Azcona, radiofísico hospitalario en la Clínica Universitaria de Navarra y miembro de la Sociedad Española de Física Médica (SEFM).