Una apuesta que no despega.
El esperado regreso de ‘GH DÚO’ a la parrilla de Telecinco llegó con la intención de revolucionar las noches televisivas y recuperar el interés de los seguidores del reality. Con una premisa basada en la convivencia de ex parejas y relaciones con historia, la cadena confiaba en que este formato sería capaz de generar tramas atractivas y mantener en vilo a la audiencia. Sin embargo, la realidad ha sido otra. A pesar de su esfuerzo por dotar al concurso de momentos de alta tensión y sorpresas estratégicas, los índices de audiencia no han acompañado la apuesta y el programa no ha logrado imponerse en el competitivo prime time.
El programa sigue fiel a su esencia, con dinámicas de convivencia que explotan los conflictos y las emociones intensas entre los participantes. Sin embargo, los giros narrativos y las expulsiones estratégicas no han generado el impacto mediático esperado, dejando al formato en una posición incierta. La producción ha intentado insuflar aire fresco con nuevas mecánicas y recursos visuales llamativos, pero la respuesta del público no ha sido la esperada. Consciente de la necesidad de un golpe de efecto, la dirección del reality ha incorporado novedades en sus últimas galas para intentar reavivar el interés del espectador.
Una salvación con sabor agridulce.
Durante la gala del pasado domingo, Ion Aramendi, presentador del programa, anunció una particular forma de revelar quién de los cuatro nominados –Daniel Santos, Sergio, Miguel Frigenti y Óscar Landa– lograba salvarse de la expulsión. La expectación estaba servida, pues la estrategia de Maica había marcado las nominaciones con una clara intención de proteger a su grupo y consolidar su posición dentro del concurso. En esta ocasión, la salvación no llegaría con una simple mención en directo, sino con un peculiar método que involucraba el sentido del gusto.
Aramendi pidió a las concursantes María Jesús y Lucía que se dirigieran a la despensa para traer un carrito con cinco copas, cada una identificada con el nombre de un nominado. La mecánica era clara: tras pausar la votación, los concursantes debían beber el contenido de sus copas y descubrir, de esa manera, quién se mantenía en la casa. «Sabréis la decisión de la audiencia por vuestras papilas gustativas», les adelantó el presentador, aumentando el suspense en la sala. Con las luces apagadas y la incertidumbre en el aire, los participantes bebieron su contenido sin saber qué esperar.
Finalmente, fue Óscar quien resultó salvado, tras beber agua dulce, mientras que el resto de nominados tuvieron que conformarse con un desagradable trago de agua con sal, señal inequívoca de que seguían en la cuerda floja. «Ya sabéis lo amarga que puede resultar una nominación», sentenció Aramendi antes de anunciar la reapertura de las votaciones. Para Sergio, Dani y Miguel Frigenti, la angustia continuaba: uno de ellos diría adiós al reality en la próxima gala.
El regreso de los expulsados.
La gala del domingo también trajo consigo una esperada repesca que cambiaría el rumbo del concurso. Con cuatro expulsados hasta la fecha (sin contar el abandono voluntario de Javi, que quedaba fuera de esta segunda oportunidad), la audiencia debía decidir qué tres concursantes tendrían el privilegio de regresar a la casa de Guadalix de la Sierra. La expectación era máxima, y los aspirantes, Manu Cortés, Vanessa, Álex Ghita y Jeimy, aguardaban en el centro del plató junto a Ion Aramendi para conocer el veredicto.
El primero en recibir la noticia fue Álex Ghita, quien no dudó en compartir su entusiasmo: «Vais a encontrar a alguien que va a aportar carisma y diversión. Os voy a hacer sentir y provocar emociones diariamente. Que tengo ganas de ver a personas que me echan de menos en la casa, y yo a ellos». La segunda plaza en la repesca fue para Manuel Cortés, quien, visiblemente sorprendido, agradeció la confianza del público: «Muchísimas gracias. Tengo mucha ilusión de volver y creo que tengo muchas cosas que solucionar».
Solo quedaba un lugar disponible, y la tensión entre Vanessa y Jeimy era palpable. Finalmente, el voto popular otorgó a Vanessa el último billete de vuelta a la casa, aunque su reacción fue agridulce. La concursante había tenido una gala complicada tras una confesión de Javi que desató una acalorada discusión entre ambos en el plató. Su regreso a la convivencia prometía generar nuevas fricciones y abrir nuevas líneas de conflicto dentro del reality.
Una relación en crisis.
El reencuentro entre Vanessa y Javi en plató no pasó desapercibido. Desde que él abandonó ‘GH DÚO’, la relación entre ambos se había vuelto un mar de dudas y reproches. Vanessa no ocultó su malestar ante las dudas que su marido había mostrado sobre su relación dentro de la casa, especialmente por su cercanía con Maica. «Estamos juntos, pero no estamos bien», reconoció ella con sinceridad, dejando claro que su vínculo estaba lejos de ser el mismo de antes.
Javi, por su parte, intentó explicar su necesidad de espacio tras su salida del concurso. «Necesitaba salir, que me diera el aire, tenía la cabeza muy saturada», confesó, sin poder evitar la incomodidad que le generaban las preguntas sobre su lealtad. Sin embargo, Vanessa no se quedó conforme con sus explicaciones y lanzó una bomba que sacudió la conversación: «Como sospechaba, hay algo más que no me ha contado. Me ha pedido que necesita su tiempo estos días».
El peso de la desconfianza.
Ante la insistencia del programa, Javi terminó confesando que había estado en contacto con un par de chicas fuera de la casa, aunque minimizó la importancia de esos intercambios. «Los tiros van porque he chateado con un par de chicas, pero nada más», aseguró. Vanessa, sin embargo, no se mostró convencida y expresó abiertamente su incredulidad: «Ya no le creo». La conversación se tornó cada vez más tensa, y las dudas de la concursante sobre la lealtad de su marido quedaron expuestas.
Los problemas de celos de Vanessa no eran nuevos, y ella misma reconoció que su desconfianza se había acentuado desde su participación en ‘Gran Hermano 19’. «Nunca he sido una persona celosa hasta que me encontré con situaciones que me hacían sentir pequeñita», confesó. Sin embargo, Javi reveló que, en aquella edición, su esposa no había sentido celos precisamente de Maica, sino de otra concursante, Daniela. A pesar de sus intentos de calmar la situación, la sombra de la desconfianza continuaba acechando a la pareja.
Un adiós entre reproches.
El clímax de la discusión llegó cuando el programa mostró imágenes inéditas de una conversación privada entre Javi y Vanessa, captada mientras ambos creían que no estaban siendo grabados. En la grabación, Vanessa acusaba a su marido de haberse marchado del reality por estar «encañonado» con otra persona, dejando en el aire una sospecha que Javi no lograba disipar. «Ahora vive tu vida sin problema, adelante», le espetó ella con tono sarcástico.
La polémica no hacía más que crecer, y la tensión entre ellos se convirtió en el eje central de la gala. Con Vanessa de vuelta en la casa y Javi enfrentando las críticas desde fuera, la incertidumbre sobre el futuro de su relación sigue abierta. El reality, mientras tanto, sigue buscando nuevas formas de enganchar a la audiencia, consciente de que solo con giros impactantes podrá recuperar el interés que, hasta ahora, parece haberse diluido entre la competencia feroz del prime time.