Situación imprevista en el concurso.
En una noche repleta de emociones y talento desbordante, la sexta gala del programa ‘Tu cara me suena’ se convirtió en un escenario de ensueño donde la competencia alcanzó niveles estratosféricos. Los focos se centraron en tres estrellas fulgurantes: Conchita, Raoul y Julia Medina, quienes con sus deslumbrantes actuaciones, mantuvieron al público al borde de sus asientos, sumergidos en un mar de incertidumbre hasta el último segundo.
La victoria, tan esquiva y codiciada, finalmente cayó en manos de quien el público, con su infalible juicio, decidió otorgar su favor. Pero la gala fue un crisol de momentos inolvidables, donde cada concursante dejó su alma en el escenario. La sevillana, aún saboreando el dulce néctar del triunfo de la semana anterior, se presentó con una renovada determinación. Abandonando las complejidades de las coreografías previas, optó por una interpretación más íntima, pero no menos desafiante, de “Used to be young”, una elección que resonó en los corazones de todos los presentes.
Chenoa y Lolita, dos figuras emblemáticas del jurado, no pudieron más que rendirse ante la magnitud de su actuación, calificándola como “una animalada”. La noche se tornó en un dilema para el jurado, que se encontró en la difícil posición de tener que repartir sus preciados 12 puntos entre múltiples actuaciones merecedoras.
Conchita, por su parte, irrumpió en la gala con una energía contagiosa, consolidándose como la gran sorpresa de la temporada. Su transformación en Ana Torroja para interpretar “Cruz de navajas” fue nada menos que espectacular, una revelación que dejó al jurado y al público por igual, maravillados y convencidos de su estatus como favorita.
Ángel Llácer, regresando al panel tras una breve ausencia, no dudó en proclamar que la actuación de Conchita era “sinónimo de 12”. Carlos Latre, igualmente impresionado, le auguró una excelente calificación, un presagio que se materializaría más tarde en la noche.
Raoul Vázquez, no dispuesto a ceder su posición de liderazgo, se enfrentó al desafío con una actuación impecable que lo transformó en Michael Bublé. Su versión de “Cry me a river” fue una declaración de intenciones, un aviso de que no dejaría escapar la victoria final sin dar batalla hasta el último aliento.
El desenlace de la gala fue un torbellino de emociones. Conchita y Raoul Vázquez, empatados con 23 puntos cada uno, esperaron con ansias el veredicto final. Fue Raoul quien, gracias al decisivo voto del público, se alzó con la victoria, marcando su tercer triunfo en el programa y solidificando su posición como el contendiente a vencer.
El giro inesperado en la votación del público no pasó inadvertido. Conchita recibió el once, mientras que Raoul se llevó el doce, resultando en un empate que dejó a sus compañeros perplejos. Valeria Ros, confundida, cuestionó el resultado, solo para ser informada de que, en última instancia, es el público quien tiene la última palabra. A pesar de la sorpresa, Raoul fue felicitado por su logro, aunque no sin antes compartir un emotivo abrazo con Conchita, en un gesto de deportividad y camaradería.
Raoul, al subir al escenario para recibir su premio de 3.000 euros, tomó una decisión que habla volúmenes de su carácter. Optó por ceder el honor de la donación a Conchita, quien, a pesar de haber rozado la victoria, eligió con generosidad destinar el dinero a una causa noble. La asociación GAIA, dedicada a apoyar a familias que acogen a niños, sería la beneficiaria de este acto altruista, una decisión que refleja la esencia misma del espíritu de ‘Tu cara me suena’.
La clasificación general del programa sigue siendo un hervidero de competencia. Raoul se mantiene en la cima con 126 puntos, seguido de cerca por Julia Medina. David Bustamante ocupa la tercera posición, mientras que Supremme de Luxe y Conchita luchan por el cuarto lugar. En los puestos más bajos, Miguel Lago y Valeria Ros continúan su batalla, con 70 y 65 puntos respectivamente, demostrando que en ‘Tu cara me suena’, cada punto es una batalla y cada actuación, una guerra por el reconocimiento y el aplauso del público.