El último adiós a Mari Carmen y sus muñecos
La ventrílocua Mari Carmen Villaseñor, más conocida como Mari Carmen y sus muñecos, falleció el pasado 15 de junio en su casa de Tenerife tras sufrir una caída por las escaleras. La artista, que hizo famosos a personajes como Doña Rogelia, el pato Nicol o el león Rodolfo, recibió el cariño de todo el país en su capilla ardiente en Majadahonda (Madrid).
Su único hijo, Miguel Manuel Almanzor, fruto de su matrimonio con el abogado Manuel Almanzor, habló con los medios de comunicación presentes en el tanatorio y expresó su dolor por la pérdida de su madre. Aseguró que estaba “en shock” y que lo peor estaba por venir, pero también que sentía a su madre con él y que había recibido señales de ella.
La vida y la obra de la mejor ventrílocua de habla hispana
Mari Carmen Villaseñor nació en Cuenca en 1943 y desde joven se dedicó al mundo del espectáculo con sus muñecos. Debutó en televisión en 1967 en el programa ‘Noche del sábado’ y en el cine en 1971 con la película ‘La graduada’, junto a Lina Morgan y Florinda Chico. Durante su carrera participó en otros programas como ‘Aplauso’, ‘Un, dos, tres’ o ‘La que se avecina’.
La cómica creó varios personajes que se hicieron muy populares, como el pato Nicol, una adolescente llamada Daisy, un león llamado Rodolfo y la cascarrabias Doña Rogelia. Con ellos recorrió salas de fiestas, teatros y países de Sudamérica. Además, escribió una biografía que tenía ilusión por presentar el día de Sant Jordi.
El legado de Mari Carmen y sus muñecos
Mari Carmen Villaseñor dejó un gran patrimonio tras 60 años de trabajo. Entre sus propiedades se encuentra una mansión familiar a las afueras de Madrid de 520 metros cuadrados que su hijo alquila por 500 euros diarios. También tenía otras casas en la Península y en Tenerife, donde residía.
Su hijo Miguel Manuel es su único heredero y también el encargado de decidir el destino de sus muñecos. Según ha declarado, no tiene intención de venderlos ni donarlos a ningún museo, sino que los conservará como un recuerdo de su madre. También ha confesado que echará de menos tanto los buenos como los malos momentos que vivió con ella.
Miguel Manuel nunca cumplió el sueño de su madre de convertirse en abuela. Según ha explicado, no se atrevió a dar el paso por miedo a las leyes que afectan al varón. Ahora se arrepiente de no haberle dado ese regalo a la mujer que le dio la vida.