Martina rechaza a su cita por su nariz, «me gustan más pequeñas tipo Bambi»

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First Dates, el programa que une corazones

¿Estás buscando el amor? ¿Quieres conocer a alguien especial con quien compartir tu vida? Si es así, quizás te interese participar en First Dates, el programa que te ofrece la oportunidad de tener una cita a ciegas con una persona afín a ti. Cada noche, el restaurante de First Dates abre sus puertas para recibir a solteros y solteras dispuestos a encontrar a su media naranja. Bajo la atenta mirada de Carlos Sobera, el maître del local, y de su equipo de camareros y camareras, los comensales se conocen, charlan, flirtean y deciden si quieren seguir viéndose o no.

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Un formato de éxito internacional

First Dates es un formato de origen británico que se ha adaptado en más de 20 países, entre ellos España, donde se emite desde 2016 en Cuatro. El programa ha cosechado un gran éxito de audiencia y crítica, y ha sido galardonado con varios premios, como el Ondas al mejor programa de entretenimiento. Además, ha dado lugar a varias versiones especiales, como First Dates Crucero, First Dates Hotel o First Dates Abuelos. First Dates es un programa que celebra el amor en todas sus formas, edades y condiciones, y que muestra la diversidad y la riqueza de la sociedad española.

Una cita fallida en First Dates entre una pansexual y una insegura

Cuatro ha emitido este lunes una nueva entrega del dating show el programa que da la oportunidad a solteros y solteras de encontrar el amor en un restaurante. Entre las parejas que se han sentado a la mesa, destacaba la formada por Irene y Martina, dos chicas de 19 años con personalidades y gustos muy diferentes.

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Irene venía de Valencia con ganas de salir de su “burbuja” y retomar el contacto con otras personas. Estudiante de audiovisuales, se definía como una chica de “carácter fuerte e ideas claras”. Además, se declaraba pansexual, es decir, que no le importaba el género de su pareja, sino su personalidad. “Yo me enamoro del alma”, afirmaba.

El arte, el más allá y los tatuajes

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Una de las pasiones de Irene era el arte, especialmente el que tenía que ver con el más allá. Le fascinaba la idea de que hubiera algo más allá de lo que podía ver o entender. Por eso, le gustaban los programas de Iker Jiménez, aunque a su cita no le hacían mucha gracia. Martina era de El Vendrell, Barcelona, y estudiaba Educación Infantil. Su mayor complejo era su cuerpo, ya que sufría de hipotiroidismo y le costaba adelgazar. “Muchas veces no me siento cómoda con mi cuerpo”, confesaba.

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A pesar de que las dos eran ateas y les gustaban las películas de animación, no hubo mucha química entre ellas. Irene se fijó en los tatuajes y los mechones rosas de Martina, pero a esta no le gustó la cara de Irene. “Tengo otro prototipo, con la nariz más pequeñita… así de estilo Bambi, no sé”, decía. Al final, Martina rechazó una segunda cita con Irene, alegando que no le atraía físicamente y que la veía más como una amiga para ir al cine.

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