La estremecedora mala suerte de Laura, arquitecta de 30 años, bajo los escombros del derrumbe de Madrid: «Le pilló en…»

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Trágico suceso.

Hay acontecimientos que logran detener la rutina colectiva, que rompen la inercia de la ciudad y obligan a mirar en la misma dirección. Son sucesos que, sin previo aviso, irrumpen con fuerza y dejan una sensación compartida de incredulidad. Madrid ha vivido uno de esos momentos que marcan, de esos que se graban en la memoria de quienes estaban cerca… y de quienes no lo estaban.

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La conmoción es evidente. El tráfico se ha desviado, los curiosos se agolpan tras los cordones de seguridad y los equipos de emergencia trabajan sin descanso. La escena, envuelta en silencio y sirenas, es la de una ciudad que observa con el corazón encogido.

Un edificio en el corazón de Madrid, un derrumbe inesperado.

Cuatro personas permanecen desaparecidas tras el colapso parcial de un edificio situado en el número 4 de la calle de las Hileras, a escasos metros de la Puerta del Sol. La estructura cedió en cuestión de segundos, dejando atrapadas a tres trabajadores y a una arquitecta a la que por pura mala suerte le pilló en el baño de la primera planta en el momento del siniestro. Mientras tanto, dos personas heridas están recibiendo atención psicológica para superar el impacto de lo ocurrido.

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La vicealcaldesa de Madrid, Inmaculada Sanz, ha recalcado que el principal objetivo es encontrar a los desaparecidos. Las tareas de rescate podrían prolongarse durante varios días debido a la enorme cantidad de escombros. Los bomberos trabajan contrarreloj para estabilizar la estructura y permitir que los equipos puedan adentrarse con seguridad.

Laura, Dambéle, Alfa y Jorge.

Los nombres de las personas desaparecidas ya resuenan entre quienes esperan noticias. Laura, de 30 años, es la arquitecta responsable del proyecto. Dambéle, Alfa y Jorge, trabajadores de la constructora ANKA, son originarios de Malí, Guinea y Ecuador, respectivamente, y tienen entre 30 y 50 años. Dos de ellos estaban en los baños del sótano, mientras que el tercero se encontraba en la planta superior del inmueble cuando todo se vino abajo.

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Una vez asegurada parcialmente la estructura, los bomberos han comenzado a internarse entre los restos acompañados por unidades caninas especializadas. Cada minuto cuenta, y el operativo mantiene la esperanza de encontrar con vida a las personas que siguen bajo los escombros.

Entre el estruendo y la incertidumbre.

Vecinos y trabajadores relatan que todo empezó con un ruido ensordecedor, seguido de una nube de polvo que cubrió la calle como un telón abrupto. Los servicios de emergencia del Samur-Protección Civil atendieron a tres obreros heridos; uno de ellos fue trasladado al hospital con una fractura en la pierna. Por prevención, se ha procedido a desalojar los edificios colindantes para evitar riesgos adicionales.

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Mientras la ciudad continúa su ritmo alterado, los equipos técnicos de la Inspección de Trabajo analizan las causas del colapso. Las primeras hipótesis apuntan a un fallo estructural en los forjados superiores, aunque la investigación sigue abierta.

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