Trágico hallazgo en Bali
Una joven polaca de 27 años, identificada como Karolina Krzyzak, fue encontrada sin vida en una habitación de hotel en Bali, Indonesia. Las autoridades señalaron que la causa de su fallecimiento fue la anorexia, producto de una dieta extrema basada únicamente en frutas.
Karolina había viajado a la isla con el propósito de conectar con personas que compartieran su estilo de vida. Sin embargo, su búsqueda espiritual terminó en soledad, marcada por una severa desnutrición. Desde su llegada al Hotel Sumberkima Hill, el personal notó que su estado de salud era preocupante. Con el paso de los días, su condición empeoró hasta el punto de que, según testigos, llegó a pesar apenas un poco más de 20 kilos. Solo tres días después de haber llegado al complejo, Karolina murió a causa de su enfermedad.
El intento fallido por ayudarla
Amigos de la joven, sabiendo que se encontraba en Indonesia, intentaron comunicarse con ella por teléfono, pero no obtuvieron respuesta. Alarmados por el silencio, contactaron al hotel para pedir que verificaran su estado. Los empleados acudieron a su habitación, pero al no recibir contestación, se vieron obligados a ingresar por la fuerza, encontrando su cuerpo sin vida.
Los trabajadores del hotel relataron que desde el primer día advirtieron que “algo no estaba bien con Karolina”. Le habían sugerido buscar atención médica, pero ella se negó rotundamente. En ese momento, ya sufría de osteoporosis y deficiencia de albúmina. Sus ojos hundidos, clavículas marcadas, uñas amarillentas y dientes deteriorados impactaron a quienes la atendieron durante su estancia. Tras su muerte, se supo que Karolina llevaba años enfrentando la anorexia desde su adolescencia.
Una vida marcada por la búsqueda del bienestar
En su juventud, Karolina se mudó a Inglaterra para cursar estudios en la Universidad de Leeds, donde descubrió su pasión por el yoga y comenzó a practicarlo con frecuencia. También se interesó en el vaginismo, una disciplina que integró a su estilo de vida. En algún momento, decidió adoptar el frugivorismo, una corriente alimentaria que promueve el consumo exclusivo o mayoritario de frutas.
Su entorno era consciente de su delicada salud, pero todos los intentos por convencerla de recibir ayuda profesional fueron en vano. Finalmente, decidió trasladarse a Bali con la esperanza de encontrar un nuevo rumbo espiritual. Lamentablemente, fue allí donde perdió la vida, víctima de las consecuencias de una enfermedad que la acompañó durante años.