Un trágico episodio ha marcado a la ciudad de Chaux-de-Fonds, en Suiza. El pasado martes, un niño de 8 años saltó desde un trampolín de cinco metros en la piscina municipal e impactó contra un hombre de 67 años que se encontraba en el agua. El golpe resultó devastador: pese a la rápida asistencia de los equipos de emergencia, la víctima no logró superar las heridas.
El accidente, ocurrido en plena tarde, dejó en estado de conmoción a la población local. Las autoridades activaron de inmediato un protocolo de apoyo psicológico para el menor, quien se convirtió en el centro de atención tras un evento que ha dejado a la comunidad sin palabras.
Investigación y marco legal
El Ministerio Público de Neuchâtel fue claro al señalar que no existe responsabilidad penal para el niño, subrayando que “la legislación suiza establece que los menores de 10 años están exentos de imputaciones legales”. En este sentido, la prioridad se ha puesto en su bienestar emocional más que en cuestiones judiciales.
El fiscal Nicolas Feuz ofreció información precisa, desmintiendo versiones erróneas. Explicó que el hombre de 67 años ya se encontraba en el agua cuando se produjo el impacto, descartando fallos en la infraestructura o deficiencias en los protocolos de seguridad de la piscina.
Reacciones y medidas posteriores
La tragedia ha reabierto el debate sobre la seguridad en espacios de recreación públicos, un tema que vuelve a estar en la agenda tras lo ocurrido. La comunidad, aún consternada, exige claridad y medidas preventivas que eviten episodios similares en el futuro.
Como parte de las investigaciones, se ha dispuesto la realización de una autopsia. El procedimiento busca esclarecer con exactitud las causas del fallecimiento y aportar transparencia en medio de un suceso que ha conmocionado a toda la región.