Exige 95.000 euros al dueño de un Airbnb para irse tras vivir 540 días sin pagar el alquiler

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La inquilina del infierno: una mujer se niega a dejar un Airbnb tras más de 500 días sin pagar

Sascha Jovanovic es el propietario de una pequeña casa de invitados en Brentwood, California, que decidió alquilar a través de Airbnb en septiembre de 2021. Lo que parecía una buena idea se convirtió en una pesadilla cuando su inquilina, Elizabeth Hirschhorn, se negó a abandonar la propiedad después de que su contrato de seis meses expirara en abril de 2022.

Desde entonces, Hirschhorn lleva más de 540 días viviendo sin pagar nada por el alojamiento donde vive, mientras Jovanovic lucha por recuperar su casa y su tranquilidad. Según el diario ‘Los Angeles Times’, la mujer además ha exigido el pago de 100.000 dólares (unos 95.000 euros) al propietario para marcharse, alegando que tiene una discapacidad y que corre riesgo de contraer Covid-19 si se muda.

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Por último, dado que la vivienda se trata de una casa de invitados, no tiene permiso de ocupación y alega que Jovanovic le alquiló algo ilegal. El propietario quiso realizar las pertinentes obras para arreglar la situación legal del inmueble pero la inquilina se niega a que se realicen manifestando que quiere realizarlas con ánimo de acosarla y asustarla. Su abogado, Colin Walshok, ha defendido que su clienta no debe pagar el alquiler y que el propietario violó la ley al intentar ganar dinero de manera ilícita.

El propietario vive con angustia y desesperación

Jovanovic ha contado al diario que vive con angustia y desesperación al no poder acceder a su propia casa y tener a una persona potencialmente hostil ocupando su propiedad. El propietario ha intentado solucionar el problema por las buenas, ofreciendo a Hirschhorn un hotel, 1.000 dólares para los gastos y su propia casa mientras se realizaban las obras de reparación. Sin embargo, todas sus propuestas fueron rechazadas por la inquilina, que se escudó en la Resolución de Protección a Inquilinos Covid-19 del Condado de Los Ángeles y en una nota médica de 2011 que indicaba que padecía una alta sensibilidad química.

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El propietario también le concedió un mes más de plazo para encontrar otro lugar donde vivir, pero eso solo sirvió para que Airbnb se desentendiera del conflicto. «Una vez que todo se fue al infierno, Airbnb desapareció», dijo su representante legal. Ahora, el arrendador se enfrenta a una larga y costosa batalla legal para recuperar su casa, mientras su arrendada sigue viviendo gratis en su propiedad durante todo el tiempo que lleva y que acabe durando el complejo proceso.

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