El momentazo de ‘First Dates’.
Desde hace varios años, el programa de citas ‘First Dates’ ha conquistado a la audiencia de Cuatro con su formato innovador y sorprendente. Presentado por Carlos Sobera, el programa ha sabido adaptarse a la era moderna y fomenta valores como la tolerancia y la visibilidad de las minorías. Además, ofrece consejos y estrategias para triunfar en una cita, lo que lo convierte en un referente para aquellos que buscan el amor.
Uno de los secretos del éxito de ‘First Dates’ radica en su capacidad para seguir encontrando pretendientes interesantes que generan interés y que dan mucho que hablar. Esto se traduce en una audiencia fiel y un gran seguimiento en las redes sociales para la cadena que lo emite.
La cita de Alexandra y Pablo.
El pasado viernes, 17 de marzo, Alexandra, una chica de 25 años, llegó a ‘First Dates’ con grandes expectativas tras un anterior fracaso amoroso. Buscaba un compañero «independiente» en general, pero sobre todo económicamente. En un principio, parecía que Pablo, un azafato de vuelo, podría cumplir con sus exigencias.
A pesar de que Carlos Sobera vaticinó que «sois tal para cual», la primera impresión de Alexandra no fue la mejor: «Es muy tímido, muy cerrado. A lo mejor le ha dado un poco de miedo verme». A juicio del participante de 26 años, la mezcla de culturas, la rusa y la costarricense, «es oro puro», pero la profesora de idiomas no lo tenía tan claro.
La falta de conexión.
Cuando profundizaron en sus planes de futuro, Alexandra no encontró esa elocuencia que buscaba en el otro comensal: «Me gustan las personas más abiertas, más charlatanas. Es como si le estuviera entrevistando. Solo yo hago preguntas y él responde. No me ha preguntado nada a mí». Por otro lado, Pablo se marchó del restaurante pensando que la velada había sido fluida y que habían conectado.
La falta de conexión se hizo más evidente al final de la cita cuando llegó el momento de pagar la cuenta. Alexandra dejó claro que para ella era importante que el hombre asumiera alguna responsabilidad financiera, pero no había dejado tan claro que prefería que ellos pagaran la totalidad de la cuenta.
“A mí no me importa pagar a medias porque yo gano bien, pero si pagas a medias no me vas a ver nunca más”, aseguró ella antes de dar calabazas a su cita. Claramente, el destino de la velada estaba sellado.
Después de pagar cada cual sus consumiciones, la noche tocaba a su fin y debían responder si deseaban una segunda cita. Alexandra rechazó la posibilidad, achacando la falta de conexión a que parecía que le estaba entrevistando. Pablo, por su parte, se despidió cordialmente de la chica.