Ángela anuncia emocionada que está embarazada de su marido fallecido en 2019

Un sueño cumplido: embarazada de su esposo muerto

Ângela Ferreira ha logrado lo que parecía imposible: quedarse embarazada de su esposo Hugo, quien murió de cáncer en 2019. Para conseguirlo, tuvo que luchar por cambiar la ley en Portugal, que no permitía la inseminación post-mortem.

La mujer compartió la feliz noticia en sus redes sociales, con un vídeo lleno de recuerdos con Hugo y un mensaje de agradecimiento a todos los que le apoyaron en su batalla legal. “Han sido años de lucha para llegar hasta aquí, el proceso fue largo y doloroso… ¡Pero finalmente lo logramos!”, escribió.

Una ley pionera en Portugal

Hugo dejó por escrito su deseo de que Ângela tuviese un hijo con el semen que había criopreservado antes de morir. Sin embargo, esta práctica no estaba regulada en Portugal y Ângela se encontró con una negativa por parte de las autoridades sanitarias.

No se rindió y decidió iniciar una campaña para cambiar la situación. Su historia fue difundida en un documental y consiguió reunir más de 100 000 firmas para llevar el tema al parlamento. Varios partidos políticos se mostraron favorables a la inseminación post-mortem y presentaron proyectos de ley al respecto.

A pesar del veto del presidente Marcelo Rebelo de Sousa, la ley entró en vigor en noviembre de 2021, convirtiendo a Portugal en uno de los pocos países europeos que permiten esta técnica reproductiva.

Otros casos similares en Europa

En España, la inseminación post-mortem también es posible desde 2006, siempre que el hombre haya expresado su voluntad por escrito y dentro del año siguiente a su fallecimiento. El primer caso se dio en Sevilla, cuando una joven quiso utilizar el esperma de su pareja muerta días antes en un accidente.

Otros países como Francia o Alemania prohíben esta práctica por considerarla contraria a la dignidad humana o al interés del niño. Sin embargo, algunos tribunales han aceptado excepciones cuando hay pruebas claras del consentimiento del donante fallecido.

La inseminación post-mortem plantea cuestiones éticas y jurídicas complejas que requieren un debate social y una regulación adecuada. Mientras tanto, casos como el de Ângela Ferreira muestran que el amor puede vencer a la muerte.