La calma se disuelve en los cayos.
Después de semanas de convivencia marcada por alianzas, estrategias y cierta cordialidad forzada, el ambiente en ‘Supervivientes All Stars’ comienza a cambiar de tono. A medida que el concurso avanza, los participantes ya no solo luchan contra el hambre o el clima: ahora también compiten abiertamente por la simpatía del público. Los favoritos empiezan a perfilarse y eso, inevitablemente, altera los equilibrios internos.
Los concursantes leen las reacciones del exterior como si fueran señales en una brújula. Cada salvación, cada porcentaje, cada gesto de Jorge Javier funciona como una pista sobre lo que piensa la audiencia. Y en un entorno tan limitado como el de los Cayos Cochinos, esa información se convierte en poder… y en amenaza.
A medida que algunos se fortalecen, otros sienten el terreno moverse bajo sus pies. Surgen reproches velados, tensiones que antes se disimulaban y alianzas que se tambalean. No es casualidad: en esta etapa intermedia del reality, la presión por no ser el siguiente en marcharse se multiplica.
Noche de decisiones clave.
El último programa ha marcado un antes y un después. Tras más de un mes desde aquel salto inaugural del helicóptero, la aventura ha dejado ya varias bajas sonadas: Kike Calleja, Elena Rodríguez y Fani Carbajo forman parte del grupo de concursantes que han tenido que despedirse. Y a esa lista se suma ahora un nuevo nombre que ha hecho que la gala sea especialmente intensa.
El pasado jueves, en la cuarta entrega, se celebró el tradicional reparto de puntos en directo. Fue un momento clave: las nominaciones colocaron a Miri Pérez Cabrero y Jessica Bueno en el punto de mira del grupo, mientras que Sonia Monroy y Carlos Alba fueron señalados por los líderes. Un escenario que anunciaba una votación especialmente reñida.
Las salvaciones cambian el tablero.
La quinta gala comenzó con tres nombres en la cuerda floja. La primera en respirar aliviada fue Jessica Bueno, que recibió la noticia de su salvación el martes anterior. Durante la propia emisión, la sorpresa se repitió cuando Miri Pérez Cabrero también fue salvada en los primeros minutos. La tensión se concentró así en un duelo directo: Sonia Monroy frente a Carlos Alba.
Con ambos ya en La Palapa, Jorge Javier puso fin a la votación y reveló unos porcentajes casi milimétricos: el salvado acumuló un 52,1 % de los votos, mientras que el expulsado se quedó con el 47,9 %. Una diferencia mínima que refleja el pulso ajustado entre dos perfiles muy distintos y dos grupos de seguidores claramente divididos.
Un anuncio esperado y temido.
Poco después, llegó el momento que todos los realities temen y esperan a partes iguales. El presentador tomó la palabra y, siguiendo la liturgia habitual, pronunció la frase que marcaría el rumbo de la noche: “Los espectadores de ‘Supervivientes All Stars’ con sus votos en la app de Mediaset Infinity han decidido que el concursante salvado sea Carlos”.
Sonia se convierte en la expulsada de la noche 💥
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En cuestión de segundos, la balanza se inclinó. Entre aplausos, abrazos y rostros serios, la concursante que no consiguió mantenerse en la competición asumió la decisión con serenidad. Era el cierre de un camino que había estado marcado por la intensidad desde el principio.
Un adiós con sonrisa.
Sonia Monroy fue la cuarta expulsada definitiva. Tras conocer la decisión, pronunció unas palabras que sorprendieron por su tono conciliador: “Yo quiero despedirme de todos mis compañeros. Me lo he pasado súper bien y me da mucha pena no estar en la unificación. No pasa nada”. Con voz firme añadió: “Me voy súper feliz, con una sonrisa. Muchas gracias por todo”.
Lejos de abandonar el escenario sin más, la organización le brindó una última participación simbólica en el juego: el beso de la traición. Esta mecánica, habitual en el formato, permite a quien abandona otorgar un punto de nominación con un beso estratégico. Sonia no dudó: señaló a Rubén Torres, justificando su elección con un contundente “Quien me nominó y me expulsó”.
Opiniones enfrentadas.
La expulsión ha encendido el debate entre los seguidores del programa. Para algunos, se trata de una decisión justa y esperada; para otros, supone una pérdida de uno de los personajes más carismáticos de la edición. Lo cierto es que, a partir de ahora, cada gala tendrá un peso mayor y cada voto será más decisivo. Lo ocurrido ha dejado claro que la audiencia está dividida y que el juego, lejos de estabilizarse, acaba de entrar en su tramo más impredecible.