¿Alguna vez has tenido una sensación, una vocecita en tu cabeza, un sentimiento de que algo malo iba a pasar? Puede ser algo pequeño como que te has dejado las llaves en casa, o algo importante como que un a familiar está a punto de pasarle algo.
A estas 14 personas les ha pasado, y lo contaron en las redes para que nos asombremos todos. Y, por qué no, aprendamos a confiar en nuestro instinto.
1.
Llevaba 8 meses de embarazo, ninguna complicación. Caminando por el supermercado tuve un pinchazo de dolor de cabeza. Le dije a mi marido que teníamos que irnos a casa.
En casa me duché y me relajé un poco, pero de pronto tuve un sentimiento de que algo malo iba a ocurrir. Todavía era solo un pequeño dolor de cabeza. Le dije a mi marido que teníamos que ir a urgencias.
Todo el camino me sentí bien, y no sabía qué iba a decir en la recepción. Pero el sentimiento de «no estás bien» seguía creciendo.
Cuando llegué, básicamente dije «estoy embarazada y algo no está bien».
Mi presión sanguínea estaba por las nubes. Tuve una parada 7 minutos después de llegar a la habitación. Si le hubiera dicho a mi marido que pasara de largo hubiéramos estado atascados en el tráfico, porque un camión acababa de volcar. Si no me hubiera ido del supermercado cuando lo hice, posiblemente no hubiera llegado a tiempo.
2.
Cuando era una universitaria novata e ingenua, y no tenía mucha experiencia hablando con chicos. Un tipo se sentó a mi lado durante toda la clase de psicología y hablamos todo el rato. Comentarios sobre la charla, cosas que tenía en su ordenador. Cosas inocentes. Cuando salimos de la clase fuera estaba lloviendo muchísimo. Hasta hoy no he vuelto a ver una lluvia así de intensa. Lluvia que te haría daño si estuvieras debajo. Me ofreció llevarme a casa y le dije que sí, pero cuando se acercó con el coche pensé «no entres» y me fui corriendo a mi habitación. Le vi en las noticias unos meses después, acusado de violar a dos mujeres.
3.
Trabajaba en un banco que tenía ventanas enormes en los dos lados del edificio, así que podías ver a todo el mundo caminando desde su coche hacia el banco.
Un tío empezó a acercarse caminando e instantáneamente supe que iba a pasar algo. No estaba haciendo nada anormal, simplemente tuve un sentimiento extraño. Era el único que estaba en la parte delantera. Todos los demás estaban comiendo o dentro, así que no podía dejar mi puesto.
Me preparé para ser atracado y cogí aliento e intenté recordar todo sobre él para contárselo después a la policía. Cuando entró, se acercó y abrió su cartera para mostrarme una nota que decía algo así como «tengo un arma, no digas una palabra, dame todo el dinero que tengas.»
Mi presentimiento me permitió calmarme y dar forma a mis pensamientos para que saliera lo más rápido posible, y además recordara todo lo posible sobre su apariencia, voz, gestos, etc.
4.
Iba de camino al trabajo cuando el semáforo se puso en verde y al ir a cruzar algo me dijo que esperara así que frené un poco. Cuando lo hice, un coche pasó a toda velocidad saltándose la prohibición de esa intersección. Estoy seguro de que si hubiera seguido nos habríamos chocado.
5.
Una historia de un amigo: estaba viviendo en Londres y estaba esperando su autobús habitual fumándose un cigarrillo. Justo cuando se lo encendió, vio al autobús aparecer. Pensó en tirar el cigarrillo pero pensó que tenía ganas de fumar y que solo tendría que esperar seis minutos al siguiente. Así que no se subió y vio como, tras marcharse, el autobús pareció ser golpeado por una fuerza invisible. Resulta que su autobús fue víctima de la bomba de un terrorista que explotó justo después de la parada.
6.
La historia de mi padre: cuando tenía veintitantos años, estaba en un bar bebiendo con sus amigos y todos se estaban preparando para marcharse. Pero algo le dijo a mi padre que tenía que quedarse a tomarse otra, así que lo hizo. Más tarde, cuando conducía a casa, descubrió que el puente que cruzaba habitualmente había colapsado más o menos a la misma hora a la que lo habría cruzado si se hubiera ido antes.
7.
Mi hermano y yo compartíamos una litera, yo dormía abajo. Todas las noches yo me levantaba para beber agua y volver a la cama. Tendría unos 6 años cuando una noche me levanté y en cuanto salí de la habitación hubo un ruido terrible. Despertó a mis padres y los tres corrimos a la habitación para comprobar que la madera que soportaba la cama de arriba se había partido y estaba atravesando mi almohada y colchón. Unos segundos antes, y habría estado durmiendo ahí.
Mi hermano ni siquiera se despertó.
8.
Un presentimiento me salvó la vida, pero no fu mío. Mi madre sabía que tenía algo mal cuando era un bebé, a pesar de que los médicos locales le dijeron 23 veces que todo estaba bien.
No se rindió, confió en su instinto, condujo durante horas al hospital de la ciudad donde encontraron mi cáncer. Si lo hubiese hecho mucho más tarde, estaría muerto.
9.
Mi marido, yo, y nuestros dos hijos pequeños estábamos visitando a mis padres. Vivían en una zona rura, con colinas empinadas y prados vallados al lado de la carretera. Nos fuimos cuando se durmieron los niños, les pusimos en cinturón de seguridad en la parte trasera de nuestro pequeño coche. Bajando una colina y antes de una curva, tuve un sentimiento de ansiedad y dije «es increíble que nunca hayamos visto vacas sueltas por aquí». Cuando empezamos a descender otra colina empinada, dije «¿te imaginas encontrar una vaca negra en una noche como esta?» Mi marido frenó inmediatamente y al final de la colina había una vaca negra parada en medio de la carretera en nuestro carril. Nos quedamos alucinados. Condujimos alrededor de la vaca y buscamos una puerta abierta o una valla rota, pero no vimos nada. Fue surreal.
10.
Un familiar durante el 11-S trabajaba en una oficina a mediana altura en la segunda torre. Después de que un avión chocara contra la primera, les dijeron que evacuaran el edificio por si el otro edificio colapsaba. Pero tras un rato, les ordenaron que volvieran porque no estaba pasando más. Aunque todos volvieron a subir, mi familiar se quedó abajo porque tenía el presentimiento de que algo malo iba a ocurrir. Muchos de sus amigos y colegas no sobrevivieron porque su oficina estaba muy arriba cuando el segundo avión chocó.
11.
Vivo en San Diego, donde cuando llueve la gente se olvida de conducir con precaución y atraviesa las carreteras sin miedo al aquaplaning.
Ese año había llovido mucho, y mi casa solo está a 10 minutos de mi universidad, así que voy caminando siempre que puedo. Después de mi última clase las carreteras seguían mojadas aunque hacía algo de sol. Estaba esperando para cruzar la carretera y cuando llegó mi turno, algo en mi cabeza me dijo que me detuviera. Un instante después, un coche acelera girando la curva, pierde el control y choca contra otro coche.
Si no hubiera esperado un momento, es probable que el coche hubiera chocado conmigo como un bolo, o peor aún, me hubiera llevado por delante aplastándome contra el otro coche.
12.
Muchas veces he dudado si entrar en una intersección para descubrir que otro coche me hubiera arrollado a una velocidad que me habría conducido al hospital.
13.
Solía quedarme en casa de mi abuela cada verano, y por alguna extraña razón, siempre dejaba la puerta de casa abierta. En una ocasión, mi abuela, hermana y yo estábamos descansando en el salón cuando algo me hizo mirar hacia arriba. En cuanto lo hice, vi a un niño pequeño caminando solo por la calle. Di un grito cuando vi que se dirigía hacia la autopista. Mi tío salió corriendo y le cogió cuando estaba a punto de llegar. Cuando se lo devolvió a sus padres, ni siquiera sabían que había salido de casa. Si no hubiera mirado hacia arriba a tiempo, le habrían secuestrado o estaría muerto.
14.
Cuando tenía 17 años, por alguna razón de pronto sentí terror en un sitio de demolición. Sin aviso, me lancé a mi izquierda y aparte rápidamente a mi jefe. No había visto nada. No había oído nada. Al menos hasta que una bola de demolición de 3 toneladas cayó exactamente donde estábamos. Sigo teniendo una invitación para cenar con él y su familia cuando quiera.
15.
Decidí llamar a mi madre. No tenía una razón en concreto, y sabía que a esa hora se marchaba a trabajar, así que era poco probable que respondiera al teléfono. Aún así quise llamarla.
Estaba respirando con pesadez y no podía hablar. Me dijo que si no la hubiera llamado, seguramente hubiera tenido un grave accidente.
Dijo que tenía el piloto automático puesto, y por alguna razón, a pesar de que tenía la luz roja, siguió adelante sin darle mucha importancia. Al ver que la estaba llamando decidió frenar, y para entonces los demás coches estaban pitando porque se estaba saliendo demasiado de la carretera.
Y tú, ¿alguna vez has tenido una premonición de este tipo?