Está claro que Turquía tiene todo lo necesario para pasar una buenas vacaciones: mucho sol, un mar turquesa y algunas de las playas más bonitas del Mediterráneo. Además, es el país de personas muy acogedoras a las que les encanta recibir invitados.
Por ese motivo, muchos turistas se enamoran del país y de sus habitantes. Pero hay algunas curiosidades para las que no te preparan las guías turísticas. ¿Quieres conocerlas?
Al entrar a casa, los invitados dejan sus zapatos en la entrada
Las personas entran al departamento sin zapatos, normalmente los dejan en el pasillo o en la calle. Por lo tanto, es importante saberlo al cruzar la entrada de un hogar turco. Casi todas las casas turcas tienen varios pares de pantuflas para los invitados, pero también puedes venir con las tuyas, esto no sorprenderá a nadie.
Al igual que todos los turcos, comencé a quitarme los zapatos frente a la puerta principal, para no provocar peleas. Y para respetar a los invitados, mientras toman té en el balcón, la dueña debe escabullirse discretamente y colocar los zapatos de los invitados con las puntas viendo hacia la puerta, para que sea más cómodo ponérselos después. Así es la tradición turca de decir “adiós y buen viaje”.
Todas las mujeres son consideradas guapas, simplemente la belleza puede ser de diferentes tipos
Las mujeres en Turquía son muy elegantes, la mitad de ellas usa botas sin importar el clima.
En Europa es muy fácil reconocer a las mujeres turcas porque llevan puestas estas botas.
Si tienes piel blanca, ojos claros y una nariz pequeña y recta, entonces eres una guapetona. Si tienes la piel morena, los ojos oscuros y la nariz recta, eres una guapetona turca. En resumen, es fácil ser una mujer guapa en Turquía.
Los hombres turcos son muy impulsivos
Para un turco es suficiente ir a una cita romántica para declarar la formalidad de sus intenciones: ya sea proponer una cita de inmediato, casarse, o ir directamente a su casa. Además, en el 99 % de los casos, los hombres turcos son sinceros con sus intenciones. Por lo menos, lo son en el momento cuando declaran su amor y proponen casarse en la primera cita romántica. Tal vez se activa el instinto de propiedad que han desarrollado los turcos. Parece más bien un juego de “quién conquistará primero a la chica”.
Mi esposo llegó a casa con una voz ronca y una mirada emocionada, se había puesto rojo. Resultó que simplemente su equipo de fútbol favorito había ganado el campeonato.
Aquí viven personas muy acogedoras
El choque cultural más grande para mí fue la amabilidad y compasión de las personas. Le pregunté a una persona cómo llegar al baño turco, que encontré en un folleto. Me dijo que no fuera allí, porque era una trampa para turistas y me llevó a un VERDADERO baño turco. Habló con los propietarios en turco, me tradujo la lista de precios y obtuve un maravilloso servicio a precios más bajos que los que ofrecían los agentes de viajes.
En Turquía es fácil sentirte un conversador interesante, porque la cortesía turca no tiene límites. Saben permanecer sentados y llevar una pequeña charla con una sonrisa, y sobre todo, escuchar de tal manera como si su interlocutor hablara de algo importante. También puede suceder que escuches algo agradable sobre ti con lo que no puedes estar de acuerdo. Resulta que aquí las personas se expresan así de la gente.
A donde quiera que fuéramos, las personas saludaban de forma cálida y alegre a mis hijos y les regalaban algo: una barra de chocolate, dulces e incluso les dieron una bolsa de servilletas de papel cuando no pudieron encontrar algo mejor. Nos conmovió profundamente el corazón. Mi hija de 7 años me pide todo el tiempo que la lleve a un lugar donde las personas sean “amables y generosas” con los niños. No hemos experimentado nada parecido en ningún otro país que hayamos visitado.
Los turcos siguen de una forma muy particular su reglamento de tránsito
“¡En Turquía han construido nuevas carreteras azules! Algunos ciclistas también las usan, pero les tocamos claxon para sacarlos. Problema resuelto”.
Es muy peculiar conducir en Turquía. Existe un reglamento de tránsito en el país, pero no siempre lo respetan. El tráfico de Estambul se parece más al movimiento browniano en un espacio tridimensional debido al relieve montañoso de la ciudad. Es algo normal rebasar, pasarse el semáforo, conducir entre carriles, dar vuelta donde está prohibido. ¡Fui el único en la ciudad que encendía las direccionales al dar la vuelta!
Aquí quieren mucho los gatos
Es bueno ser un gato en Estambul. Quizás es la ciudad más tolerante acerca de los animales callejeros. En muchas partes de la ciudad no solo encuentras comederos para animales, sino también casas para ellos. Los turcos con mucho gusto alimentan a sus vecinos de la calle.
Los más afortunados son los gatos que viven en hoteles de cinco estrellas con todo incluido. Esto fue lo que leí en un folleto que estaba viendo en mi habitación: “Nuestro hotel cuenta con una casa para gatos, se proporciona comida especial para los gatos que viven en ella, por eso les pedimos no sacar comida del restaurante principal”.
Ausencia absoluta de calefacción
El principal problema en Turquía es para a los que están acostumbrados a la calefacción. Los habitantes locales ya han bromeado varias veces acerca de eso: ¿cómo una persona de un país septentrional tiene frío en Mersin? En invierno, los turcos de Mersin se ponen una chamarra delgada. Es muy raro encontrar a una persona con un gorro puesto. Además, el gorro es un elemento de estilo y no algo que proteja del frío. También hay dos tipos de edredones calientes en los hogares turcos. Battaniye, que es una cobija para el otoño, y yorgan, que es un edredón grueso para las noches de invierno.
En aquellas zonas de Turquía donde hace mucho frío (la región de los mares Negro y de Mármara), instalaron una calefacción central de gas. Muchos departamentos tienen boilers individuales y no hay problemas con la calefacción. Por supuesto, excepto las enormes facturas. Por ejemplo, en un departamento de 3 recámaras de superficie media, pagábamos entre 400 y 500 liras turcas al mes (50-60 USD).
Aquí no festejan los cumpleaños
Desde el momento en que me mudé a Turquía la sensación de las fiestas habituales a las que estamos acostumbrados (Año nuevo, Navidad, Pascua) se volvió nula. Incluso en mi cumpleaños, prácticamente ninguno de mis familiares turcos me felicita. Y esto ya no me sorprende.
Los turcos tienen fama de generosos, pero no de ahorradores
En la cultura turca existe la convicción de que entre más des, más recibes. En otras palabras, Dios bendice a aquellos que le dan a los demás.
Unos novios turcos, en lugar de hacer un espléndido banquete para sus invitados, decidieron alimentar a 4 000 personas necesitadas.
Gastan dinero muy fácilmente sin pensar en el mañana. Es una especie de idiosincrasia. Por ejemplo, en el turismo para todos es claro que solo se puede ganar dinero en la temporada alta y con esto se tiene que vivir los 7-8 meses restantes ya que no hay trabajo en las ciudades turísticas en invierno. Pero esto no es así aquí, ellos ganan dinero durante el día y durante la noche lo despilfarran. Prácticamente nadie piensa en cómo vivir durante todo el invierno.
Aquí toman mucho té
El té no solo es una bebida, sino un motivo para que todos nos reunamos a celebrar con nuestros seres queridos o simplemente para demostrar que nos importan aquellas personas con las que tomamos té.
Los turcos no planean su vida, ellos viven el aquí y el ahora. Ahora estamos sentados, el sol nos calienta, tenemos una taza de té y todo es perfecto. ¿Qué planes? ¿Para qué? La situación cambiará en una hora si tu papá o tu hermano te hablan por teléfono, o incluso si comienza a llover, y hasta ese entonces tendremos que pensar. Planear algo con antelación, aunque sea un paso adelante, es un concepto que no tienen.
Las múltiples horas de tomar té es algo que aún me irrita de Turquía. Las conversaciones sobre todo y nada: sobre los vecinos, numerosos familiares, política y sobre cómo hace algo una determinada persona. Hemos tenido ocasiones en las que nuestras visitas se han quedado 5 o hasta 6 horas.
En las bodas turcas no se suele regalar flores
En Turquía no se suele regalar arreglos de flores en las bodas. Pero no, esto no significa que en esta celebración no tenga nada de flores. Los turcos están acostumbrados a adornar todos los actos solemnes con coronas florales. Desde mi punto de vista se ven algo fúnebres. En las guirnaldas colocan cintas con los nombres de las personas que entregan el regalo. En nuestra boda también hubo un par de tales coronas, por fortuna, se quedaron en la entrada de la sala.
Las bodas turcas son muy concurridas y el principio de “solo los más cercanos” aquí no funciona. A primera vista puede parecer que la mayoría de los invitados no tiene ninguna relación con el festejo. Pero también hay otros casos. Por ejemplo, a nuestra boda llegó la amiga de la hermana del novio junto con su mamá porque va en contra de las normas que las chicas jóvenes acudan a tales eventos sin un acompañante. Y también había personas a las que ni siquiera conocíamos.
En Turquía se acostumbra regalar arreglos florales en cualquier otro evento. Pero a las bodas y a los funerales se suelen llevar coronas de flores. La única diferencia es solo las flores: variantes más brillantes o más relajadas. Dependiendo del evento. En un principio, los extranjeros sufren de un choque cultural.
En Turquía adoran a los niños
Desde hace tiempo vivo en Turquía, pero aún me sorprende la relación de los turcos hacia los niños ajenos. Estaba sentada en la clínica. A mi lado una turca le mostraba a una conocida la foto de un recién nacido de uno de sus parientes lejanos: “Acaba de nacer, este es su quinto día”. La segunda mujer, por supuesto, no conocía a la madre del niño. Me estremeció el pensamiento de que así podrían mostrar fotos de mi hijo a personas extrañas. Y eso de tomarle fotografías con el teléfono a los niños es algo muy común. A mí constantemente me muestran teléfonos con fotos de niños ajenos y te miran esperando que sientas algún tipo de ternura. Y lo mismo ocurre cuando tenemos visitas con hijos. Todas las turcas se abalanzan sobre él y comienzan a emocionarse y besarlo y después con sospecha me miran como diciendo por qué yo no hago lo mismo. Pero yo no me puedo obligar a abrazar y besar a un niño desconocido.
Un par de anécdotas de regalo…
Nos encontramos con todos estos champús en la habitación del hotel en Turquía después de dejar 3 USD de propina.
Mi amiga y yo estuvimos de vacaciones en Turquía. Todas las noches íbamos a una discoteca en donde un hombre vendía rosas. Él constantemente le traía flores a mi amiga de parte de diferentes chicos. Desde una pequeña flor hasta un gran ramo. En todas nuestras vacaciones nadie me mandó nada. El último día se acercó a nosotras, mi amiga ya estaba extendiendo su mano por la flor, pero me la dio a mí. A mi pregunta: “¿Quién la mandó?”, me respondió: “Es de mi parte”. El vendedor de flores tuvo lástima por mi.
Y tú, ¿sabes algo de Turquía que no aparezca normalmente en las guías turísticas.