Tamara Falcó e Íñigo Onieva, una luna de miel con más sombras que luces.
El pasado 17 de junio, Tamara Falcó e Íñigo Onieva se dieron el “sí, quiero” en una ceremonia íntima y exclusiva que acaparó todas las miradas. La hija de Isabel Preysler y el empresario se convirtieron en marido y mujer tras un año de relación y se embarcaron en una romántica luna de miel por Sudáfrica.
Sus mensajes no pueden ser más edulcorados y románticos. “El comienzo de un viaje tan dulce como la miel y de tanta belleza como la luna”, escribió Tamara. La pareja había iniciado una nueva etapa en su relación tras casarse el pasado 8 de julio en una ceremonia íntima celebrada en el Palacio de El Rincón.
Al enlace asistieron los familiares y amigos más cercanos de los novios. Tamara lució un espectacular vestido blanco con escote palabra de honor y cola larga, e Íñigo, por su parte, vistió un elegante traje azul marino con chaleco gris.
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Tamara e Íñigo se conocieron a finales del año pasado y desde entonces han vivido un intenso romance que les ha llevado al altar en menos de un año. La pareja ha demostrado tener una gran complicidad y sintonía, superando las dificultades que se han encontrado por el camino, como los rumores de infidelidad del novio, la muerte del padre de Tamara, Carlos Falcó, o la reciente repentina muerte de la madre de su primo Álvaro Falcó, Marta Chávarri.
Íñigo Onieva confiesa públicamente que «no todo está siendo como esperaba».
La pareja eligió el continente africano como primer destino de su escapada nupcial, con la intención de disfrutar de sus paisajes, su cultura y su fauna. Sin embargo, lo que parecía ser un viaje de ensueño se ha convertido en una sucesión de contratiempos que han empañado su felicidad. Nada más llegar a Johannesburgo, se toparon con una sorpresa desagradable: un temporal de frío y nieve que hacía casi una década que no se veía en la ciudad. Lejos de amilanarse, los recién casados intentaron sacarle partido a la situación y compartieron algunas imágenes en sus redes sociales, donde se les veía abrigados y sonrientes.
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Tras unos días en la capital sudafricana, Tamara e Íñigo pusieron rumbo a Ciudad del Cabo, donde esperaban encontrar un clima más benigno y unas actividades más emocionantes. Se alojaron en el Belmond Mount Nelson Hotel, un establecimiento de cinco estrellas que les ofreció todo tipo de comodidades y atenciones: habitaciones espaciosas y elegantes, desayunos exquisitos y mensajes personalizados de bienvenida. La marquesa de Griñón no dudó en mostrar su entusiasmo por el lugar y agradeció el trato recibido.
Sin embargo, el empresario no parecía tan satisfecho con el desarrollo de la luna de miel. Este lunes, Onieva publicó varios vídeos en su cuenta de Instagram en los que se quejaba del frío que hacía en Ciudad del Cabo y de la mala suerte que tuvieron al intentar ver tiburones blancos.
Según explicó, las orcas estaban acabando con la mayoría de los escualos de la zona y ellos no pudieron avistar ninguno desde el barco. Lo único que salvó la experiencia fue la comida del hotel, especialmente los postres elaborados por el chef pastelero.
Estas críticas no deben haber sentado nada bien a Tamara Falcó, que siempre quiere que todo parezca perfecto y que ha intentado transmitir una imagen idílica de su luna de miel. La hija de Isabel Preysler es muy cuidadosa con su imagen pública y suele evitar los comentarios negativos o las polémicas. Sin embargo, su marido parece tener un estilo más directo y sincero, lo que podría generar algún roce entre ellos.
¿Será esta la primera crisis matrimonial de la pareja? ¿O sabrán superar estos inconvenientes y disfrutar del resto de su viaje? Habrá que estar atentos a sus próximas publicaciones para averiguarlo.