La jueza del caso ha enviado a prisión a los cinco amigos que formaron un grupo organizado para seducir, primero, a chicas en aplicaciones de citas y luego, tras emborracharlas, violarlas todos en grupo en un piso de Castelldefels (Barcelona). Agresiones de las que después bromeaban y se jactaban en un grupo de Whatsapp: «A la chavala esa la hemos destrozado, le hemos dado hasta en el DNI».
La narración de sus tres víctimas, le ha parecido a la magistrada “clara, persistente y coherente”, además de desgarradora, con un ‘modus operandi’ repugnante y repetido en todas las agresiones sexuales de la ‘manada’.
Una joven ha contado como, durante la primavera del año 2021, quedó con uno de los acusados, quien posteriormente la invitó a una casa para “una fiesta con amigos”. Al acudir, esos amigos eran los otros acusados y, después de estar en el domicilio bebiendo y jugando con videojuegos, en un momento dado ella se empezó a sentir “muy borracha”.
En ese momento, los jóvenes empezaron a besarla y a manosearla, ella les dijo que parasen porque no quería seguir, que parasen, pero entre dos de ellos la cogieron y la llevaron, en estado etílico, hasta una habitación. Allí la tumbaron sobre la cama, la desnudaron, la pusieron a cuatro patas y empezaron a “violarla anal y vaginalmente, por turnos”.
Dos de los violadores también obligaron a la víctima a practicarles una felación y, cuando ella intentó negarse, le dijeron: “Si tú puedes, eres una campeona”. La joven se encontraba presa del pánico y aterrada, confesando ante el tribunal que su único deseo era marcharse de allí cuanto antes. Uno de los miembros del grupo presentes no la violó, pero sí presenció el suceso y no hizo nada por evitarlo.
Durante el mes de mayo del 2021 sucedió otro de los delitos con idéntica forma de proceder. Otra chica quedó a través de las redes sociales con uno de los miembros del grupo, que la fue a recoger a la estación de Castelldefels y la llevó a la misma vivienda, donde había “unas ocho o diez personas” más. La joven accedió libremente a intimar con él y cuando pasaron a la habitación, entraron a ella otros tres de los acusados, que también actuaron en la anterior agresión.
Uno de los miembros de la ‘manada’ volvió a obligar a que le hicieran una felación, y la víctima lo hizo porque entendió que “así podría marcharse de allí”. La defensa ha intentado recalcar las posibles “contradicciones” de la versión al destacar que después de lo sucedido, intercambiara mensajes con uno de los implicados en la violación.
La jueza, por su parte, no lo ve así, entendiendo que las agredidas “han sido contundentes en las cuestiones más trascendentales, sin contradicciones”. Los mensajes que los jóvenes intercambiaban luego con sus víctimas formaban parte del “modus operandi de este grupo”, para intentar quitar importancia a los hechos y mantener con ellas algo de contacto posterior para evitar que no les denunciaran.
Los implicados, todos con arraigo social, trabajo y sin antecedentes, alegan en su defensa que hubo relaciones sexuales con ellas, “pero consentidas”. Aunque las posteriores conversaciones entre ellos mismos en un chat demuestran lo contrario con mensajes escritos del tipo: “¿Desde cuándo una tía es solo para uno?”, “La chica va muy borracha: se aproxima trío” o “Te pueden buscar la ruina por un polvo que no vale la pena”.
Los ‘whatsapps’ hallados en los móviles intervenidos a los detenidos podrían revelar que han existido más agresiones sexuales, aunque por el momento, se les imputan solo las que han sido denunciadas. Todas con penas elevadas al considerarles como “un grupo organizado”, algo también demostraría que existía premeditación, y que agravaría las penas en caso de ser hallados finalmente culpables.